La próstata inflamada o hiperplasia benigna, afecta a más del 50% de la población masculina adulta con síntomas muy reconocibles.
¿Qué es una hiperplasia benigna de próstata?
La hiperplasia benigna de próstata es una inflamación de la próstata con el resultado de un crecimiento excesivo no cancerígeno que se produce con la edad y no tiene por qué tener mayores consecuencias si no llega a comprimir el conducto urinario o uretra, que va desde la vejiga hasta la punta del pene. En caso de que la hipertrofia o hiperplasia (crecimiento excesivo) de la próstata sea tal que comprima la uretra, puede provocar importantes molestias en la vida diaria del paciente.
¿Cómo detecto que mi próstata está inflamada o hipertrofiada?
Para detectar una hiperplasia benigna de próstata deberemos fijarnos en la calidad de nuestra micción, es decir en si orinamos cómodamente o no. Los hombres con obstrucción de la uretra debido a la hiperplasia suelen sentir continuamente que necesitan ir al baño, pero cuando intentan orinar, les cuesta o apenas expulsan unas gotas o nada. Ello se debe a que la presión de la próstata sobre la uretra crea una falsa sensación en la vejiga de que está llena cuando no lo está.
Además, el esfuerzo que tienen que hacer, cuando van al baño porque realmente la vejiga está llena, consiguen orinar es muy superior al que harían normalmente, que es el que hacían antes de la inflamación obstructiva. O bien, no consiguen expulsar de una vez toda la orina y tienen que hacerlo en dos o tres veces, fenómeno que se conoce como 'micción intermitente' y que deja una perpetua sensación de no haberse vaciado del todo.
Por otro lado, estos síntomas pueden acentuarse por la noche, en que la necesitad ficticia de orinar puede acentuarse de modo que nos pasemos la noche levantándonos para finalmente no expulsar nada. O al revés, que por problemas de control de la vejiga, tengamos pérdidas de orina nocturna al estar demasiado llena la vejiga. Un último síntoma es registrar un aumento de las infecciones de orina, cuando normalmente son infrecuentes, e incluso la presencia de sangre en la orina.
¿Se puede solucionar la hiperplasia benigna de próstata?
Sí: la hiperplasia benigna tiene tratamiento con pronóstico muy favorable y una recuperación de la operación de la próstata bastante rápida. Existen tres técnicas principales para solucionar este problema, y las tres son poco agresivas, aunque las más antiguas son más invasivas que la más moderna, que sin embargo no se puede aplicar a todos los casos.
La intervención más antigua e invasiva es la resección transuretral, que consiste en introducir por la uretra un aparato llamado resectoscopio para que extirpe mecánicamente las partes hipertrofiadas de la próstata que comprimen la uretra. Es una operación segura pero que presenta una recuperación más lenta dado que la cicatrización es lenta y presenta peligros de hemorragias postoperatorias.
El paciente sale del hospital a los dos o tres días tras la operación y debe guardar reposo en su casa de cuatro a seis semanas antes de hacer vida normal. Por otro lado, no podrá tener sexo normal hasta las cuatro semanas.
El láser verde es una operación de próstata mucho menos invasiva y traumática, ya que se basa en un aparato que emite rayos termo-lumínicos sobre las zonas de la próstata hipertrofiadas. Estos rayos vaporizan por calor la zona y a la vez sellan los capilares cortados para que no se produzcan hemorragias. La operación para reducir la próstata con láser verde tiene un tiempo de recuperación de unas pocas horas y después de uno o dos días de reposo en casa, para pasar luego a hacer vida normal. En cuanto a las relaciones sexuales, pueden restablecerse con normalidad a las dos semanas.
El tercer método, que requiere de condiciones especiales para poder aplicarse -como que la próstata pese menos de 50 gramos-, es el urolift, que no interviene sobre la próstata hipertrofiada sino sobre la uretra, alrededor de la cual se colocan unos implantes que la liberan de la presión. Es una operación de próstata que solo requiere anestesia local y que se realiza en 20 minutos. Tras ella el paciente puede abandonar la clínica y hacer vida normal, no necesitando interrumpir su actividad sexual ni requiriendo de reposo adicional.
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